Hay más dudas que certezas y los supermercados incumplen no sólo el acuerdo sino que violan la ley de Defensa del Consumidor.
Con espíritu constructivo hemos relevado sucursales de los supermercados involucrados y nos hemos encontrado con faltante de productos de la canasta básica o su falta de reposición; del mismo modo hemos verificado la limitación unilateral de acceso a los productos que imponen las cadenas.
En los locales de cada cadena no hay identificación clara y precisa de los productos que integran el listado de 500 precios congelados y eso complica mucho al consumidor que debe andar pasillo por pasillo, góndola por góndola tratando de encontrar el producto. Además, no se verifica la disponibilidad de las cadenas para informar correctamente los productos dado que en ninguno de ellos se han visto carteles indicadores o material preimpreso que permita a los consumidores conocer el listado completo.
La disparidad de precios para un mismo producto en cada cadena se explica desde la lógica de comercialización de cada una de las, lo que no se puede sostener, y así lo venimos indicando desde el pasado mes de febrero, es que no haya GARANTÍA de STOCK para los productos congelados de manera que los consumidores puedan acceder a ellos durante todo el día en todas las sucursales. Indudablemente, el pedido hecho desde el movimiento de consumidores no fue planteado a los supermercadistas y éstos se manejan con criterios comerciales reñidos con la buena fe.
Considerando que los productos congelados sólo implican el 2% del total de los que se comercializan en cada supermercado, les pedimos a los empresarios y al Gobierno que hagan un esfuerzo adicional de difusión y organización para facilitar las compras de los consumidores.
Disponemos de listado y precios, es imprescindible contar con el stock permanente de productos y con un proceso de revisión del listado de manera de ir ajustándolo a las verdaderas necesidades de los consumidores argentinos. Por caso, no se entiende que sólo se ofrezca un tipo de azúcar (y de casi imposible disponibilidad en góndola) pero sí se mantenga la crema corporal antiestrías.
A poco más de 10 días del arranque del congelamiento de precio nos hemos encontrado con:
a) Faltante de productos en góndola.
b) Escasa o nula reposición diaria de los productos.
c) Nula señalización clara de los productos que integran el congelamiento.
d) Limitación en la cantidad de productos a comprar por consumidor.
e) Inexistencia de información en soporte papel por parte de cada cadena de supermercados.
f) En algunas regiones del país, no se comercializan los productos congelados.
Por eso, para mejorar la herramienta de lucha contra la inflación que ha definido el Secretario de Comercio Interior y que ella no se convierta en un engaño, desde la Unión de Consumidores de Argentina consideramos imprescindible que:
a) Se revise en forma urgente la integración del listado de 500 productos dado que sólo el 28% de ellos responde a la canasta básica alimentaria, según fija el INDEC.
b) El nuevo listado garantice MINIMAMENTE todos los bienes que forman parte de la canasta básica alimentaria y de cuidado personal, con garantía permanente de stock en góndola durante todas las horas de todos los días.
c) De los productos de la canasta básica, el nuevo listado debería ofertar más de una marca y no circunscribirlo a una sola marca. (Como sucede ahora con el azúcar).
d) Se elimine un buen número de bebidas alcohólicas agregando pan, frutas, verduras, pescado.
e) Se obligue a las cadenas de supermercado a la correcta y clara identificación de los productos en góndola facilitando la compra de todos los consumidores.
f) Los supermercados dispongan de listados impresos para que cada consumidor pueda conocer todos los precios y decidir su acción de compra.
Por fin, volvemos a solicitar la convocatoria del Consejo Consultivo de la Asociaciones de Consumidores que integramos el Registro de Asociaciones (Dec. 461/99) para aportar estas y otras medidas de modo que el congelamiento pueda ser una verdadera política de lucha contra una inflación que viene deteriorando el valor adquisitivo de los salarios de los consumidores argentinos.
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